29Enero

Entre bailecitos y la tos

Escrito por Eugenio Diaz

Cuando ya no sirven las palabras
 
Cuando se ha rajado la ilusión 
me “embriago” con “basket de barrio”
 
a ver si me escuece el corazón.
Quiero ser tan duro como el hierro

pero me derrito con tu olor.
Quise hacer un “triple” en el “partido”
a ver si acertaba por error

Ya no queda nada entre tú y yo
ya no queda nada entre los dos
Ya no queda nada entre tú y yo
ya no…

Ciertamente que habría sido un buen inicio para esta crónica una canción simplona, y que ha pasado sin pena ni gloria por la discografía del maestro Sabina, como es “Ataque de tos”; pero como no estamos para lamentaciones y nuestro espíritu, alma y sensaciones han remontado en las últimas semanas, pues no me ha quedado más remedio que ir a por algo movidillo y facilón como es el “Whisky barato” de Fito. Le quitamos las alusiones al alcohol, como no podía ser de otra manera para unos padres tan saludables como nosotros, y nos queda una introducción muy apañadilla.

Después del partidazo que se marcó nuestra #bandadelpatioCBJA el pasado fin de semana contra San Agustín, es cierto que se corría el riesgo de bajar el pistón y la relajación nos jugara una mala pasada. Y al principio se notó, aunque se atajó de raíz con un tiempo muerto en el primer cuarto que puso a las nuestras mucho más tensas y metidas en el partido. Bueno…y a los padres también. Incluso algún padre de Pozuelo también notó la arenga del míster. A partir de ese momento todo fue mucho más rodado. Se ganaron todos los cuartos y finalizó el partido con un holgado 63-31, donde se repartieron muchos minutos y donde hubo acciones super-chulas que levantaron al público de sus asientos.

 Pero realmente los protagonistas del partido fueron el frío y la gripe. En mi recurrente soledad de Community-Delegado-Tanteador, no hacía más que bailar levemente para que no perdiera el cuerpo temperatura, mientras perseguía a las niñas para que no se descuidaran en abrigarse cuando volvían al banquillo (…de nada, mamás). Y la gripe, que dejó mermado al equipo con varias niñas KO por tan dichoso virus. Pero ahí estuvieron como unas campeonas animando como podían entre la tos, los klinex y la fiebre.

Del equipo de Pozuelo poco puedo decir. Incluso vinieron pocos padres a acompañar al equipo y me privó de poder valorar el estilismo ya conocido de esa zona de la N-VI. Y Cristina lo sabe. En otro momento será. Ahora vienen dos semanas rarillas, con cambios en los horarios de los partidos y de los entrenamientos, pero viendo el momento que atraviesan las nuestras, los afrontamos con confianza (y humildad cholista).

Y como las abuelas ya han visto la grandeza de todas las niñas, andan tan a gusto. Aunque a la que viene por mi lado no la ha hecho mucha gracia eso de que su nieta vaya unos días a la nieve con el cole, y por supuesto me ha regañado, pero con dulzura. Aunque sabe que no le va a pasar como a Blanca Fernández Ochoa, que perdió una medalla de oro en la nieve ("fíjate tú, ¿a quién se le ocurre ir con una medalla a la nieve?"), sí me soltó eso de “¿Cómo se te pasa por la cabeza mandarla a la nieve?. Si tú nunca has estado esquiando y eres un friolero”, pero en el fondo no deja de ser cariño y preocupación. “A ver si le va a pasar algo a la niña y luego la tenemos”. Vamos, que estoy yo más preocupado por lo que me pueda pasar a mí, que por lo que le pase a la niña en la nieve. En fin… la vida misma.

Chimpún

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